martes, 6 de junio de 2017

Reseña "El Mar de Coral" por Alejandro Ruz


EL MAR DE CORAL/Patti Smith


Hay quienes nacen para mito, quienes nacen con un aura especial que los diferencia del resto de los caminantes. Patti Smith es parte de ese selecto grupo de elegidos que supo ser faro de generaciones y lo será por siempre. Madre de mil batallas. Dueña de una impronta que se agiganta con el tiempo. La palabra fue, desde siempre, una de sus grandes armas.

Pero existe un texto. Por momentos salvaje y desmedido. Por momentos pequeño y melancólico, que se mide por el pulso de la mano que la escribe. Y hay un fin, un destinatario, un corazón que ya no late y que es la razón de ser de ese llanto ahogado que se vuelve palabra. El mar de coral es el modo que Smith encontró para reflejar el intenso vínculo que sostuvo con David Mapplethorpe, que falleció en 1989. Esa amistad a prueba de todo, incluso de la muerte.

El mar de coral es una oda. Un homenaje deseado y posible, a ese amigo, compañero y cómplice que se fue. Un último abrazo pedido. Con una poética lúcida y poderosa que desgarra y acaricia sin sobresaltos, que se mueve en los espacios del dolor, Smith construye este relato cargado de nostalgia y anécdotas, y transforma a la memoria en la madre de todas sus banderas.

El mar de coral puede leerse como los fragmentos de un diario íntimo, como pedazos de un recuerdo que no quiere ser olvidado, como esbozos de la fe que se deposita en el amor verdadero. Pero también se lee como una obra que une cada uno de esos pasajes y los totaliza. Un grito desgarrado al sinsentido de la muerte. Y es en ese tránsito de dolor que Smith encuentra refugio en la belleza de la palabra escrita. Algo que se murmura como un mantra caprichoso que intenta desafiar a la muerte, que busca sanar la profunda herida de la ausencia.

La noción del vacío es un fantasma que nos susurra todo el tiempo y nos recuerda de esos nuevos silencios que duelen en la carne. Smith lo sabe y lo plasma de manera bestial en cada línea de este increíble texto. El mar de coral no solo es un gran libro, no es solo un bello adiós, es una buena puerta de entrada al universo de uno de los iconos culturales más grandes de nuestra era.





viernes, 2 de junio de 2017

Mundana Vol.3: #FemicidioEsGenocidio por FACC



 El pasado martes 30 de mayo, 
 120 mujeres pusieron sus cuerpos para dejar un claro mensaje: 
                           el femicidio es genocidio.

Fotos de Nacho Yuchark para lavaca.org

La acción, generada por Fuerza Artística de Choque Comunicativo (FACC) se realizó frente a tres edificios emblemáticos de la ciudad: Casa de Gobierno, Tribunales y Congreso de la Nación. Lugares donde el estado deberia operar y hacerse cargo. 
Esto está pasando: 133 FEMICIDIOS EN LO QUE VA DEL AÑO

Una orquesta de 12 mujeres toca música de cámara para alertar a los distraídos transeuntes. Las mujeres comienzan a desnudarse. Quedan expuestas al frio, a las miradas, a la interperie. Crean pilas de cuerpos inertes y otros quedan desparramados por la vereda, sin vida. De un megáfono comienza a salir un discurso con fragmentos de tres poesías “Nombremos a todas” de Paula Heredia (Córdoba); “Otro sí digo” de Gabriela Robledo (Córdoba) e “India” de Patricia Karina Vergara Sánchez (México):


“Nombremos a todas:
asesinadas, desaparecidas,

abandonadas, golpeadas,
discriminadas, expulsadas.

Nombremos a todas:
trabajadoras, desempleadas,
enfermas, sanas,
locas, no hay cuerdas.

Nombremos a todas:
vivas y muertas.

Decí mi nombre, el tuyo.

Nombremos a todas
y existiremos siempre.

Formas de matar a una mujer:
Cortarle el cuello: muerte Instantánea.
Encerrada sin agua: muerte entre 3 y 7 días.
Encerrada con agua, pero sin comida: de 15 a 40 días.
Estrangulada: de 1 a 15 minutos
Quemada: 8 minutos
Congelada: entre 90 y 100 minutos
Desangrada: de 3 minutos a 1 hora
Ahogada por gas: 10 minutos
Golpeada con un objeto romo en el parietal: instantáneamente
Acuchillada en el corazón:10 segundos

Demandan expropiar mi cuerpo.
Es legítimo según la ley.

El juez regulará copiosos honorarios.

Se habrá hecho justicia.

Declararán mi placer de interés público.

Hallarán la marca incandescente
de un hierro patriarcal sobre mi espalda.

Me sepultarán bajo sus escuelas, sus iglesias, sus cortes de justicia.

Me quebrarán por no torcer el brazo.

Me violarán gendarmes de todas las tropas.

Apelaré,
esa ley que no tiene vigencia en mi cuerpo,
que me excomulga, me proscribe, me desaparece;
desnuda en el atrio

apelaré,
con los muslos, con el pubis, con los brazos, con las venas, con el cuello,
con las amígdalas, con el iris, con la córnea, con las uñas, con las rodillas…
No.

Apelaré
aunque no se avoque ni escuche mi caso
apelaré con las tetas, con el puño, con los pies,
con las orejas, con las pestañas, con la espalda,
apelaré en presente, en pasado y en futuro
del derecho y del revés
con los dientes, con las pezuñas,
apelaré.

Insisto
en la libertad de decidir sobre mi cuerpo,
en territorio
de quienes realizan leyes
que buscan doblegarme.

Invoco a las diosas
entre los engranes de un patriarcado
que hace miles de años intenta ocultarlas.

Participo en la lucha laboral de un pueblo
ya comerciado y en las manos del patrón.

Conozco la importancia
de la labor contestataria,
cuando en esta patria
se encarcela a quien disiente.

He dado a luz
en una era
que acabó con la esperanza
ya hace tiempo.

Le apuesto a la lucha libertaria
en el reino del televisor.

Soy mujer
en un tiempo
en que el femicidio
nos quiere volver desechables.

Por supuesto,
dicen que estoy loca,
extremadamente loca.
Que soy rara, que me he vuelto extraña.
que no tengo lugar en el mundo.

Entonces, no me queda de otra:
Tengo que señalar el desprecio,
que elegir sobre mi vida,
que inventar la fe para dársela a mi hija,
que escribir por la libertad a las presas políticas.
que denunciar al Imperio,
que amar mi cuerpo,
que apagar el televisor,
que mostrar mis bolsillos,
que buscar justicia para las mías,
que demandar castigo a los asesinos.

Es por todo ello,
que no tengo más remedio
que darles la mala noticia
a las buenas y tranquilas conciencias:
estoy aquí
exigiendo a gritos
la parte que me corresponde del mundo.
Y no voy a callarme la boca, ni a desaparecer.

Nombremos a todas:
asesinadas, desaparecidas,
abandonadas, golpeadas,
discriminadas, expulsadas.

Nombremos a todas:
trabajadoras, desempleadas,
enfermas, sanas,
locas, no hay cuerdas.

Nombremos a todas:
vivas y muertas.
Decí mi nombre, el tuyo.

Nombremos a todas
y existiremos siempre”.









Fotos de Nacho Yuchark para lavaca.org

 


El final es silencio, y un aplauso. 
Las mujeres lloran.
Algunos hombres también.
120 mujeres desnudas en pleno centro.
120 artistas.
El arte es vanguardia, sino no es arte.

En este mundo insensible y virtual, poco y nada tardaron en aparecer esas personas que nunca entienden nada, las que limitadas y reprimidas, odian lo que tanto anhelan: 
Expresión y Libertad.
¿Por qué tanto miedo al desnudo? ¿Qué es lo que no quieren ver? 


Gracias FACC por este nuevo hecho artístico y de conciencia colectiva.

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Mañana, sábado 3 de Junio, se va a realizar una nueva marcha contra la violencia machista organizada por el colectivo Ni Una Menos frente al Congreso de la Nación. Una vez más, las mujeres saldrán a las calles para denunciar que el Estado es responsable y continúa haciendo oídos sordos a los reclamos y ha naturalizado la violencia de género sin asumir la complejidad del problema.